14/4/12

Magdeburg, capital de Sachen-Anhalt

Desde Braunschweig, la ciudad donde vivo, Magdeburg queda a algo menos de medio camino de Berlín. Y ya he visitado numerosas veces Berlín, pero cada vez que pasaba por Magdeburg me decía "tengo que visitar esta ciudad". Asi que por fin puedo decir: misión cumplida. Y ha valido la pena, sin duda.

San Mauricio el tebano
Magdeburg es ciudad milenaria (ya se cita en documentos allá por el año 805) y es regada por el río Elba (cuyo nombre proviene del latín Albia, a su vez de Albus, blanco). Y la ciudad nace ya con vocación de ocupar su sitio en la Historia, ya que es fundada por Otón I el Grande (primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) con la finalidad de hacer de ella un núcleo importante, con Arzobispado. Estos acontecimientos marcan profundamente el devenir de cualquier núcleo urbano, como lo demuestra el hecho de que la primera catedral gotica de Alemania se edificase en su suelo, sobre los restos de la primera iglesia, dedicada a San Mauricio (St. Moritz, que llama poderosamente la atención por ser un santo africano y encontrarse su estatua en Madgdeburg con facciones negroides claramente reconocibles) que ya promoviera y financiara el propio Otón I ya por el año 937. Esta iglesia sería el germen de la mencionada catedral, construida entre los años 1.209 y 1.520, y que también sirvió de lugar de reposo para los restos del propio emperador, de su esposa Edith y de numerosos personajes ilustres locales. Del templo hablaremos más adelante, porque hay mucho que contar.





Imponente vista de la catedral más alta de Alemania (tras Colonia)
En la actualidad, Magdeburg es habitada por 230.000 personas, habiendo perdido unos 50.000 habitantes en los últimos 30 años tras la unificación alemana, pues pasó de ser una ciudad industrial en el marco comunista, a disponer de una capacidad productiva y competitiva completamente obsoleta según la perspectiva occidental. Esto provocó un éxodo masivo de habitantes, aunque la población se ha estabilizado gracias a la modernización de la ciudad y a la fundación de la Universidad en el año 1.993. Pero ya en 1.880 era considerada una gran ciudad, con más del 100.000 almas allí empadronadas.

Desde pronto en su historia (aproximadamente hacia el 1295) formó parte de la Liga Hanseática, poderosa organización comercial que señoreaba toda actividad económica de intercambio de bienes y materiales en el norte de Europa. Y dada la cercanía con Weimar y con Wittenberg, se vio muy influenciada por la corriente reformista de Lutero, lo que hizo que también fuese un bastión del protestantismo y que por la misma razón, fuese objeto de asedio por parte de las tropas de Carlos V (si, ese nuestro Carlos I, el paladín del catolicisimo más ortodoxo por aquel entonces, al tiempo que señor de medio mundo).

Arquitectura comunista junto a la estación de trenes
Su historia más reciente viene marcada por la ocupación soviética y su pertenencia a la extinta RDA. Era ciudad fronteriza con la RFA, pero eso no la salvó de padecer la dictadura, si bien en esta ciudad no tuvo graves consecuencias, ya que se pudo incluso mantener el culto religioso, algo que el ideario comunista nunca ha visto con buenos ojos.

He retomado el tema de la religión para aprovechar la excusa y volver a la catedral, que en Magdeburg ha ocupado siempre un lugar central en la vida de sus ciudadanos, tanto por los motivos ya descritos como por otros que quedan por relatar (y que procedo a hacer ahora mismo).
Ante todo, destacar la luminosidad de la catedral. Al contrario de otras, como la de Colonia, las vidrieras en la de Magdeburg son de dimensiones colosales, dejando entrar toda la luz posible dentro del templo. Además, es la única catedral gótica que no tiene arbotantes para reforzar los muros, lo que la hace mucho más estilizada y de apariencia más ligera. Evidentemente, al llevar su construcción más de 300 años, parte de la misma (el coro) está construida bajo parámetros románicos, pero el resto fue construido siguiendo las últimas novedades del gótico que iban llegando de Francia e Italia, lo que convirtió a la catedral (de nombre oficial Catedral de los santos Catalina y Mauricio) en la primera catedral gótica de Alemania y, todavía hoy, con sus 100,98 m de altura de la torre norte, una de las catedrales más altas de la ex RDA.
Restos medievales del bastión defensivo. Arriba, monumento a los caídos
En su interior se halla un monumento a los caídos en las guerras (Magdeburger Ehrenmal), con especial dedicación a los de la Primera Guerra Mundial, donde participó el escultor como voluntario. Éste decidió darle un aire menos marcial y más doloroso a las figuras talladas, en contra de la opinión pública. Pero finalmente, esta escultura sirvió de punto de reunión para un grupo de ciudadanos pacíficos, que todos los lunes a partir de 1.983 se congregaban para rezar por la paz. Este acto de protesta supuso un doble éxito: por un lado, que las autoridades prosoviéticas permitiesen el culto, y por el otro, sembró una esperanzadora semilla para la posterior reunificación alemana.
En su exterior, en dirección al río, nos encontramos con los restos excavados de los bastiones medievales, que se encuentran en un excelente estado de conservación, y aproximadamente a unos 5 metros por debajo del nivel actual.

Parte posterior de la ciudadela verde. Nótense los árboles sobre la terraza superior
Hay otros lugares de interés para el turista, como es "la ciudadela verde" (die Grüne Zitadelle), obra del arquitecto Friedensreich Hundertwasser con un estilo inconfundible, mezclando curvas, colores, espacios verdes y materiales como la cerámica cromada. Esta construcción fue su última obra, y fue terminada ya después de su muerte. Por encima de todo, llama la atención la aparente ruptura con el entorno, que consigue que el edificio se vea como en lento movimiento. El colorido contribuye a darle un aire de frescura, y los azulejos que decoran cada columna nos hacen sentir cercanía y sencillez. Los patios interiores se nos antojan dinámicos, como si se estuviesen moviendo justo bajo nuestros pies. Y la cubierta vegetal de toda la azotea del complejo terminan por hacernos percibir la obra como un ser vivo, en evolución constante.

Abajo izquierda, el Elba. Encima, el Mittellandkanal 
En fin, lo más gracioso de todo es que el motivo principal de mi visita fue la excusa que me proporcionó la cercanía del cruce fluvial, maravillosa obra de ingeniería civil que permite el paso de un canal artificial navegable sobre el Elba, con una considerable longitud de casi 1 km. En realidad, se trata de las mismas aguas, solo que antes de la existencia del puente, las barcazas de transporte debían realizar un desplazamiento de 12 km para dar la vuelta, y ahora se logra un ahorro considerable en tiempo y combustible. Esta obra llevaba planificada desde hace más de 90 años, pero las sucesivas crisis, problemas políticos y sobre todo, las dos guerras mundiales, obligaron a posponer su ejecución hasta hace pocos años (se terminó en 2.003). El canal que fluye por encima, llamado Mittellandkanal, es el mismo que pasa por delante de la fábrica de Volkswagen en Wolfsburg (muy cerca de donde yo trabajo), y junto a otros numerosos canales artificiales que existen en Alemania, constituyen una verdadera red de transporte de mercancías que ha facilitado el crecimiento económico alemán en muy diversos puntos de su geografía, y ha sido una valiosísima alternativa al transporte por carretera, que cada día resulta más caro por los precios de importación del petróleo y que afecta en mucho a la congestión de las autovías alemanas. Esto es algo que empieza a ser preocupante, ya que la circulación de camiones por todo el país es masiva, pero me atrevo a decir que lo es especialmente en el eje este-oeste que comunica Polonia con Holanda, y que atraviesa Berlín, Hannover, Dortmund y todo el área minerometalúrgica del Ruhr. Y es algo que provoca mayor frecuencia de accidentes de tráfico y más atascos a determinadas horas. En algún sitio ya leí que la autopista más frecuentada de Europa es la A2, precisamente la que une Dortmund con Berlín.

8/4/12

Weimar. Goethe y Schiller

Esta preciosa ciudad es un estandarte para la cultura alemana. Y agraciada con el premio de haber sido apenas afectada (5% destruido) por los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial, todo un logro. Esto se debió, probablemente, a que los aliados escogieron bombardear el campo de Buchenwald, algo también poco habitual en los aliados, que supieron de la existencia de muchos otros campos como Auschwitz y no trataron de impedirlo. Pero esto es otra historia.

Lo primero que le llama la atención al turista que llega (estoy hablando de mi en impersonal mayestático) es que los muñequitos de los semáforos son iguales que en Berlín. ¡Oh, sorpresa! Parece ser que la campaña de marketing de la capital alemana ha sido más efectiva que en otros lugares, pero lo cierto es que este modelo de semáforo era el que se usaba en toda la RDA. Ya sabéis, el simpático muñequito con el sombrero (llamado Ampelmann cariñosamente).

Casita de campo de Goethe. Con las bicis de sus niños en la puerta y todo.
A partir de ahí, toda semejanza con Berlín es pura coincidencia. Lejos de la ciudad bulliciosa, posmoderna y llena de contrastes que es Berlín, Weimar (web oficial) es una pequeña ciudad empapada de la cultura que le ha dado su esencia, con edificios señoriales, palacetes, estatuas y monumentos en cada esquina, cada plaza, cada calle. Bañada por un riachuelo llamado Ilm (que sin embargo lleva más agua que el Manzanares en Madrid), de sus márgenes surge un extenso parque con un verde puro, donde pasear se convierte en un placer inspirador. De eso seguro que nos podría ilustrar mejor Johann Wolfgang von Goethe , que tenía una sencilla casita en dicho parque, con su jardincito y huerto, en el que con toda seguridad, se dejó afectar por las musas para muchas de sus creaciones.

Residencia de J.S.Bach (1708-1717)
Por las calles de esta ciudad han paseado las mejores cabezas pensantes de Alemania, ya sea en la vertiente literaria, pictórica, arquitectónica, filosófica o musical. De este pasado quedan muchos recuerdos en forma de placas, o mejor aún, en forma de obras. Muchos artistas de renombre internacional vivieron aquí largas temporadas, como Johann Sebastian Bach, quien tuvo aquí a sus dos primeros hijos (bueno, el no, sería la mujer,  pero seguro que tuvo algo que ver). En la disciplina musical también es obligado citar a Franz Liszt, noble residente de la ciudad también durante unos años, aunque solo en los meses estivales.

Por aquí también anduvo Hans Christian Anderssen
En lo referente a la arquitectura, Weimar fue la capital donde, ya bien entrado el siglo XX,  surgió el movimiento Bauhaus, uno de cuyos directores fue Mies van der Rohe, nacido en Aachen, ciudad que tan buenos recuerdos me evoca siempre. Otro gran exponente de este movimiento artístico fue Kandinsky. Bauhaus fue perseguido por el nazismo porque lo consideraba un movimiento judío, socialista e internacionalista. Y, viniendo de quien venía, optaron por no considerarlo un piropo.




Filosofía: Tanto Nietzsche, como Schopenhauer y Herder vivieron en Weimar (Nietzsche incluso murió allí). Y, dado que mis conocimientos de filosofía se remontan a C.O.U. y no eran de mi especial agrado, tan solo voy a mencionar a tan ilustres personajes, dejando a criterio particular de cada lector la profundización en sus ideas y la relación que tuvieron entre sí.

Retrato de Lutero por Lucas Cranach el viejo
También moró entre los muros de Weimar el primer protestante, Martin Luther, cuyas tesis desmontaron buena parte de las prebendas y contradicciones de que gozaban los clérigos católicos, y que provocaron una división entre los cristianos de Europa, después extendida a todo el mundo. La mayor parte de las tesis contra la Iglesia Católica giraban en torno a la hipocresía con que los jerarcas católicos se comportaban, y es algo en lo que, en mi humilde opinión, tenía mucha razón. Lamentablemente, a día de hoy la mayor parte de católicos siguen apoyando que sus referentes religiosos disfruten de lujos, palacios y privilegios que van frontalmente en contra de lo que predican. Aunque eso si, tampoco Lutero era un santo: escribió un libro titulado "Sobre los judíos y sus mentiras" en el que atacaba con dureza a esta religión, mostrándose claramente antisemita y estimulando la violencia contra sus practicantes. Para muchos, fue el germen de las políticas raciales y antisemitas del nazismo, pues si bien no incitaba a su eliminación, alentaba a los cristianos a quemar sus sinagogas, prohibirles la prédica a los rabinos, incautar o destruir sus posesiones, hasta esclavizarlos y toda clase de perlitas a esos "gusanos venenosos", como los calificó. Hipócrita no sería, pero tampoco un tolerante y apaciguador. Vamos, lo que sería un lider religioso de manual, que por un lado luchaba contra la obsolescencia del catolicismo y por otro alentaba a los príncipes alemanes a asesinar a los campesinos rebeldes y a las mujeres a parir y poco más.

Relacionado con Lutero estaba Lucas Cranach el viejo, quien le realizó su más famoso retrato mostrado más arriba (entre otros) y que también fue uno de sus más firmes seguidores y difusores de sus ideas. Se calcula que realizó unas 5.000 obras, entre cuadros y grabados, de las que a día de hoy, se conservan unas 1.000. El museo Thyssen-Bornemisza de Madrid cuenta con una generosa colección de obras de este artista.

A la mayoría de los que estén leyendo esta entrada, Weimar les sonará como el apellido de "La república de". En efecto, en Weimar se estableció en el período de entreguerras una república con una nueva constitución. Eso si, el nombre le viene dado posteriormente, ya que el país conservó el nombre de Imperio Alemán, pero se convirtió en un modelo republicano de gobierno. Esta época fue especialmente convulsa, ya que, a la derrota reciente en la Primera Guerra Mundial, se sumó una situación política muy inestable, y una hiperinflación nunca antes vista, que llevó a situaciones dantescas como un valor de cambio de 4´2 billones de marcos alemanes por cada dólar estadounidense. Hoy, la situación está dada la vuelta por completo, pero Alemania nunca debería olvidar que ya pasó por esto, por lo que hoy están pasando muchos países del sur europeo, aunque sea por diferentes causas.

Fachada del Ayuntamiento
Los edificios más impresionantes de la ciudad datan de entre los siglos XVIII y XIX. Se trata, en su mayoría, de palacios y residencias nobles, con elaboradas fachadas y espaciosos patios interiores. El trazado de las calles es sinuoso, pero de paso amplio, lo que hace de Weimar una ciudad muy luminosa e ideal para disfrutar de un paseo admirando fachada tras fachada. Con esculturas por todas partes, fuentes, jardines... un lugar donde  la inspiración vino para quedarse.




Estatua de Goethe y Schiller ante el teatro de Weimar
Manuscrito de Goethe


Soberbio edificio con escudo policromado sobre el portón de acceso

7/4/12

El campo de concentración de Buchenwald

Uno menos en mi lista. Desde hace muchos años me propuse visitar los campos de concentración de la etapa nazi más emblemáticos (al menos, para mi), y que son: Auschwitz, Dachau, Bergen Belsen, Buchenwald y Mauthausen. Si, es cierto que me he dejado Treblinka, Sobibor, Theresienstadt y muchos más, pero había que poner un límite y yo me puse ese.

Y esta semana santa he decidido tachar uno más de mi lista, el de Buchenwald. Este campo era especial para mi porque en el estuvieron presos algunos personajes relevantes, como Jorge Semprún, fallecido el año pasado, o Stéphane Hessel, más conocido por ser el autor del libro francés "Indignáos!", el germen del movimiento de protesta contra los abusos de la banca y la política en la tan actual y mal llamada crisis. Es decir, este campo de concentración tenía más carácter de centro de internamiento de los enemigos políticos del gobierno nazi que de campo de exterminio, como podía ser Auschwitz, aunque eso no quita que allí se cometieran salvajadas, que se cometieron, y muchas.

Plano del campo. Impresiona el tamaño
El bosque de Buchenwald era lugar frecuentado, al parecer, por Johann Wolfgang von Goethe, que se inspiraba en tan apacible paisaje. Y doy fe de ello, porque la primera idea que se me vino a la cabeza al llegar al campo fue "qué lugar tan bonito para instalar un campo de muerte y tortura". Me pasó lo mismo con Bergen Belsen.

Restos de los barracones de aislamiento
El KZ (Konzentrationslager) Buchenwald fue uno de los más grandes. Tenía numerosos barracones, muchos de los cuales nunca fueron sobreocupados (no ocurriría lo mismo con la enfermería o la zona de cuarentena, verdaderamente saturada de seres humanos en condiciones deplorables). Por este campo pasaron no menos de 250.000 personas de diversas nacionalidades europeas, y entre sus alambradas eléctricas perdieron la vida alrededor de 11.000 judíos, 7.000 soldados soviéticos prisioneros de guerra (tras la guerra) y muchos otros, hasta un total estimado de 56.000. Muchos otros fueron deportados desde allí a Auschwitz, lo que significa que no se salvaron del destino que les reservaba el despiadado nazismo. Aunque como prueba de su finalidad menos salvaje que la de los campos de exterminio, no tenía cámaras de gas y disponía de unos barracones fuera del recinto electrificado donde se mantenían retenidos a personajes de cierta relevancia política, entre los cuales había sindicalistas alemanes y sus familias, políticos franceses relevantes, y también figuró la princesa Mafalda de Saboya, que además falleció allí en un bombardeo aéreo aliado. Se ve que algún piloto aliado pensó: "si le atizo una bomba, s´aboya?" Y si, parece ser que se abolló.

Pero no nos engañemos: en Buchenwald se cometían crímenes, pues las torturas, los abusos y el hambre estaban a la orden del día, incluso hasta el año 1.950. Es conocido que Hitler y sus ideas raciales se centraron en los judíos, ya que se pretendía dar prioridad a su exterminio en los territorios que se iban ocupando en Europa. Pero menos gente es consciente de que los eslavos eran considerados "infrahumanos" por el nazismo, y como a tales se les trataba. A estos miles de soldados simplemente se les fusilaba y se les enterraba en el bosque cercano, sin tomarse más molestias que hacer un agujero. Ni identificación del ajusticiado, ni localización de la tumba. Nada. Peor que perros. Y esto cuando antes no habían hecho experimentos médicos con ellos, como contagios de tifus, tuberculosis o inyecciones de hormonas para "curar" la homosexualidad (curioso que nunca se plantease curar la falta de humanidad).
Homenaje a los 7.000 soldados soviéticos asesinados
La crueldad con ellos no terminó aqui, pues este campo quedó en zona administrativa soviética, tras el reparto de la administración que hicieron los aliados, y Stalin no era especialmente benevolente con sus propios soldados una vez que habían caído en manos del enemigo. Eran traidores a la patria, y no merecían honores. Asi que este cementerio permaneció inaccesible para familiares, y no se hizo nada por restaurar sus nombres u honrar su memoria. Hubo que esperar a la caída del muro para que la Alemania reunificada se tomase la molestia de "plantar" entre los árboles 7.000 columnas de metal, numeradas y con la palabra "desconocido", en el perímetro donde iban siendo descubiertos los cadáveres. Hoy se considera un cementerio silvestre (traducción libre de Waldfriedhof) y dispone de una cruz central y una placa como homenaje.

Mensaje de bienvenida a Buchenwald
Un detalle que ha llamado mi atención ha sido el mensaje de la puerta, esa burlesca bienvenida a los presos, que en el resto de campos que he visitado, siempre era "Arbeit macht frei" (El trabajo libera). Creo que es una frase más que conocida por todos. Pues bien, en Buchenwald la frase es otra, con menos carga irónica: Jedem das seine. A cada uno lo suyo. Imagináos la sensación que os hubiera recorrido el cuerpo si hubiérais sido llevados allí y leéis esto nada más llegar. Creo que la otra frase, la del trabajo, aun podía engañar a muchos, ya que puede verse como la promesa de que, si trabajas duro, puedes conseguir tu libertad (aunque nada más lejos de la realidad, después se supo bien). En cambio, leer esto simplemente derrumba cualquier esperanza.

Como ya he comentado, este campo no destacó por ser de exterminio, al menos en el formato industrial en que se hizo en otros. Pero si tuvo unos dirigentes extremadamente crueles. Para empezar, el primer SS-Komandant, Karl Otto Koch, era un corrupto que malversó dinero a las SS, y que de hecho fue ajusticiado por el régimen poco antes de que el campo fuera liberado por las tropas estadounidenses. Pero no era especialmente cruel, al menos que se sepa. Eso sí, su "santa" esposa, la señora Ilse Koch, era conocida como la "zorra de Buchenwald" (en alemán "Hexe", bruja), no sólo por ser un poco golfa con el personal a cargo de su marido -que lo era-, si no también por coleccionar objetos confeccionados con los tatuajes de diversos presos ajusticiados (famosa la lámpara de piel humana que se presentó en el juicio contra ella como prueba, pero que se desestimó). Al parecer era una tipa bastante sádica, que inventaba nuevas torturas y experimentos con los presos, llevándolos a cabo personalmente en numerosas ocasiones. Una joya, la muy perra, que tras la guerra jamás mostró arrepentimiento alguno por sus actos, y que finalmente se ahorcó en su cautiverio. Tuvo mucha más suerte que sus víctimas.
Una celda de arresto en Buchenwald.
Ahí no termina el desfile de seres despreciables que tuvieron responsabilidades en los crímenes cometidos allí. En el edificio a la derecha de la puerta de entrada, conocido como el búnker, se daban los interrogatorios y palizas a los recién llegados que, en opinión de las autoridades, tuvieran algo que contarles. Y allí, dos oficiales de las SS tenían carta blanca para disponer de los presos. Ni qué decir que se escogían entre los más sádicos. Uno de ellos se llamaba Martin Sommer, y se le acusó nada menos que de torturar hasta la muerte a más de 100 presos, entre los cuales hubo dos sacerdotes católicos austríacos que fueron crucificados boca abajo, y a otro predicador alemán que mantuvo colgado en el exterior mientras le arrojaba cubos de agua fría hasta que murió de hipotermia. Las celdas donde los mantenían encerrados (en algunos casos más de un año) eran de las medidas justas para una persona, con una única ventana que estuvo mucho tiempo sin cristal, y completamente incomunicados.

No voy a contar nada más. El resto de mi experiencia lo reflejo en fotografías, ya que no hay palabras para tanta barbarie. Pero es bueno y sano recordar, para que no vuelva a repetirse, al menos, no con nuestra inacción.

Memorial por los gitanos, muchos de los cuales padecieron experimentos con la tuberculosis
Restos del burdel. 19 mujeres del KZ Ravensbrück fueron traidas a Buchenwald y obligadas a prostituirse para determinados presos (no se incluían a judíos, gitanos y soviéticos). Los presos tenían que pagar los servicios.
Sin palabras
Sótano del crematorio, donde se acumulaban los cadáveres que eran subidos en ascensor a los hornos. Los ganchos en la pared eran empleados para colgar vivos a algunos presos, un divertimento de las SS.

11/2/12

Peculiaridades de los alemanes (II)

Tras una larga pausa que incluye la temporada navideña, volvemos con una nueva entrada del blog. Y he escogido continuar con las peculiaridades de los alemanes y de sus costumbres. No quiere decir que los españoles no las tengamos, nada más lejos que Sevastopol, simplemente se trata de resaltar aquellas diferencias que resultan chocantes para este humilde servidor. Para todos los que se estén preguntando, inocentemente, qué peculiaridades tenemos nosotros, echad un vistazo al suelo de un bar y entreteneos en contar servilletas usadas, cabezas de gambas y otras porquerías, por poner un ejemplo que me viene de repente a la cabeza. Y nos parece tan normal... o no, pero sí es lo habitual.

Tasas a aparatos receptores: Recientemente he recibido una carta de una agencia gubernamental, cuyas siglas son GEZ y que se corresponde con Gebühreneinzugszentrale, central de recaudación de tasas. El motivo de la carta es recordarme, tras mi reciente empadronamiento en mi ciudad, que en Alemania existe una tasa por cada aparato receptor de telecomunicaciones. Esto es, aquí se paga por cada televisor o radio de que se disponga. No solo en el hogar, puesto que también se paga por la radio del coche, por ejemplo.
Mi opinión personal es que este método es bastante más justo que los impuestos, ya que las tasas gravan un servicio a quienes lo reciben, y los impuestos no otorgan ningún derecho o servicio (ver diferencias detalladas entre tasa e impuesto).
En la línea tradicional alemana de clasificarlo todo hasta el más mínimo detalle, os adjunto la fotografía de la tabla de precios actualizada a 2012. Las tasas son mensuales.

En contra de mis principios acerca de la honestidad recíproca, no voy a pagar tasas por ninguno de los aparatos de que dispongo, que son un monitor con aparato de TDT, la radio del coche y conexión a internet con mi tablet y con el MacBook. Pero sinceramente, no uso ninguno de estos aparatos para ver o escuchar emisoras estatales alemanas (esto no lo había explicado, pero evidentemente las privadas se financian a sí mismas). A diferencia de España, donde me parece un notable avance haber retirado la publicidad de la televisión pública, aquí sigue existiendo, y además existen estas tasas, en mi opinión un tanto elevadas.

Gasolineras: en mi primera estancia como estudiante Erasmus en Alemania, mis padres tuvieron el gran detalle de dejarme llevar el coche familiar para usarlo allí durante los primeros meses, hasta Navidad. Fue un viaje largo, cansado y divertido a la vez, junto con mi hermana. Con el coche allí, una de las primeras experiencias por las que hay que pasar es, obviamente, repostar. Y allá voy yo, entrando en la gasolinera y dispuesto a pagar 20 € al dependiente para que me abra el surtidor, como he acostumbrado a hacer toda mi vida en Madrid. Y el amable señor, extrañado, me dice "pero has repostado ya?" y yo le contesto que no, que iba a pagar antes. Pues bien, en Alemania este es otro asunto de honestidad recíproca: el surtidor está abierto a quien quiera repostar, ya que confían en que después entrarás y pagarás lo que marque. A mi, en Madrid, esto no me ha pasado nunca, excepto cuando hay personal que se encarga del repostaje (algo en vías de extinción).
Esta Navidad comenté este asunto con mi amigo Rober, y el me dijo que eso no le había pasado más que puntualmente, que lo normal es que sea como en Alemania: repostar y pagar, en ese orden. Claro, eso ya me hace pensame si lo realmente fuera de lo normal es vivir en la periferia sur de Madrid, porque debe haber mucho mangante suelto de los de "arranca, Paco, que hoy toca sinpa!".

Relacionado con este punto también hay algo que me gustaría resaltar: como uso todos los días el coche para ir al trabajo, durante el camino estamos pendientes de los precios del combustible, y me llama tremendamente la atención que los precios puedan llegar a oscilar hasta 12 céntimos por litro en un mismo día. Lo más habitual es que el precio sea más caro por las mañanas y más barato por las tardes, sin que estén variando los precios cada hora, pero desde luego es algo muy distinto a lo que siempre he observado en Madrid, donde prefieren las cosas sencillas: el precio siempre está al máximo que fije la ley. Punto. ¿Para qué nos vamos a complicar?

Código y logo de una Coca Cola de 1´25L
Botellas retornables: aquí las llaman Mehrwegflaschen (literalmente "botellas de varios caminos"). Casi todas llevan un suplemento en el precio, llamado Pfand, que oscila entre los 5 y los 25 céntimos. Este mecanismo de reciclaje existió hace mucho tiempo en España, aunque si no recuerdo mal, era para botellas de vidrio, no para las de plástico. Todos los comercios están obligados tanto a cobrar ese suplemento del envase retornable, como a aceptarlo vacío (y devolviendo ese depósito, claro). En los supermercados existen máquinas que leen el código de barras de la botella y la reconocen como válida o no en ese centro (no están obligados a recoger las que no les acepten sus proveedores). Por cierto, lo del código de barras nos da una pista importante: no hay devolución por botellas que no tengan la etiqueta, al menos en dichas máquinas (no he probado en entrega personal).
Este método es muy positivo para la concienciación del reciclaje, ya que tras la devolución de un número considerable de botellas, obtenemos un notable descuento en la compra posterior. Y, en el peor de los casos, podemos tirar la botella a una papelera y renunciar a ese depósito, porque siempre habrá alguien que, acuciado por la necesidad, recoja todas las botellas que encuentre y consiga unos eurillos con los que sacar adelante el día. En cualquier caso, la ciudad estará más limpia, y se ahorrarán muchos costes de fabricación de envases si se reciclan la mayoría de ellos.

Semáforos: no, no son muy distintos a los que conocemos. Los códigos de colores son internacionales, así que en eso no los distinguiríamos de los españoles. ¿Que dónde está la peculiaridad? En el modo de avisar del cambio de color. Procedo a explicarme: para los vehículos, el paso de verde a rojo tiene una breve transición por el amarillo, y eso aquí lo hacen igual. Pero aquí, además, se da la transición inversa para el fin del ciclo de parada, el paso de rojo a verde se hace pasando brevemente por el amarillo. No es demasiado importante, ¿verdad? Claro, es que la "peculiaridad" que verdaderamente choca para un español es que esta transición no existe para peatones (ya sé que no hay amarillo, la transición es mediante el parpadeo del verde cuando queda poco tiempo para cerrar el paso). No, aquí son más chulos y pasan del verde al rojo de repente. Cuando no lo conoces, te apresuras a cruzar corriendo porque te sientes "atropellado" antes de terminar de atravesar la calzada. Y bueno, en realidad da tiempo a cruzar sin correr, solo que el cambio repentino indica a los que quieran comenzar a cruzar que no hay tiempo. Sin embargo, si en el cambio a rojo ya te encuentras pasando, no necesitas apurar el paso, se supone que te dan el tiempo necesario.
Mención aparte son los diferentes diseños de muñegotes, pero en esto no hay especiales sorpresas, también he visto distintos diseños por la geografía española, incluyendo hombrecitos animados, contadores de tiempo restante para el cierre del paso, o modernos semáforos de LEDs. En Alemania, el muñeco más famoso es sin duda el Ampelmann, el simpático hombrecito con sombrero del lado oriental de Berlín, que perdura gracias a su imagen turística, aunque estuvo a punto de desaparecer tras la reunificación.

10/12/11

Peculiaridades de los alemanes (I)

Me voy a salir del hilo principal de este blog, que son los viajes que un servidor se hace allá donde hasta ahora se puede permitir. Con vuestro permiso.

Aún llevando ya bastante tiempo viviendo en Deutschland,  hay costumbres a las que no estás habituado por culpa de los muchos años de vivirlo de manera distinta. Me explico mejor: cada cultura es un mundo, y hay diferencias sutiles y no tan sutiles que llaman la atención al que viene de fuera; en este caso, yo.

Voy a entrar en detalles.

Aquí vivo yo. He preservado el economato de lo
Timbres: salvo viviendas de nueva construcción, que ya incorporan hasta cámara de video, los timbres de las viviendas en Alemania son solo llamar-abrir, no hay micrófonos ni altavoces. Esto tiene una razón importante, y es que en la etiqueta de los pulsadores no viene el piso y la letra, si no el apellido del inquilino / propietario. Si te dan una dirección, bastará conocer el apellido de la persona a la que vas a visitar, y sabrás su timbre. Aunque luego viva en el ático sin ascensor, que nos lleva al segundo punto.

Ascensor: a menos que vivas en una torre (esto es, mas de 4 plantas) o te encuentres en un centro comercial, no busques un ascensor, apenas los encontrarás. No tengo certeza del motivo, aunque las malas lenguas dicen que es por la legislación, que permite evitar costes porque la ley no obliga a instalar un ascensor en edificios "bajos". De esta manera, las viviendas valen menos (comprar o alquilar).

Persianas: solo las he visto en oficinas, de las de rejilla giratoria (creo que se llaman stores, corregidme si me equivoco). En las viviendas no hay más que cortinas, a menudo semitransparentes, o sencillamente, nada. Aquí la explicación es clara, se llama luz. Las ventanas de los edificios antiguos son además muy altas, como las propias viviendas, para disponer de más espacio para la luz, ese bien que tanto escasea en estas latitudes (no quiero ni pensar en Noruega, por poner un ejemplo). Sacrifican intimidad, pero también es verdad que aquí son mucho menos cotillas que en España.

Seguridad: como casi toda mi vida he vivido en la planta baja de un bloque de pisos, he pasado la mayor parte del tiempo "encerrado" en casa. Y llegas aqui y ves que las plantas bajas están descubiertas, sin miedo a que te desvalijen la casa en un descuido. Aquí también hay delicuencia, no nos equivoquemos. Pero las tasas son bastante más bajas, y se da muy escasamente ese tipo de robos de domicilios. Disculpadme, no tengo cifras de esto, pero me documentaré al respecto). ¿Tendrá que ver con una media de calidad de vida mayor? Puede ser, aunque mayor no significa perfecta, que aquí también hay pobres.

Carreteras secundarias: todos estamos sobradamente informados de las autopistas sin límite de velocidad, lo que no conocemos tanto son las carreteras secundarias, entre pequeños pueblos. Yo uso a diario para ir a trabajar una de estas carreteras, para evitar los atascos monumentales que se producen en las horas punta. Que existan en sí no las hace peculiares, lo que para mí las hace especiales es que en cada puente rural que atraviesas hay una señal de tráfico que informa de las velocidades máximas para atravesarlo con coches y camiones, y también con tanques militares. Y no, no son señales viejas olvidadas, son modernas. Supongo que están preparados para otra eventual guerra, al fin y al cabo estuvieron en el ajo de las dos primeras mundiales, asi que quizá les vaya la marcha.




Literalmente, "ruta migratoria de ranas"
Otra cosa que me llama la atención son las medidas de protección de la naturaleza. En la carretera que tomo diariamente, hay un tramo con barreras móviles que se bloquea por las noches de ciertos días de primavera porque es ruta migratoria de ranas. Si, señores, de batracios. Y tienen su correspondiente señal de tráfico. Esto de señalizar la vida salvaje es corriente en toda Alemania, incluso en autopistas se indica el riesgo de que fauna salvaje cruce las vías.

De refilón sobre el tema de las carreteras, mi amigo Stefan, que trabaja en Volkswagen, me ha asegurado que hay viajes regularmente organizados desde China para traer a gente pudiente a disfrutar de la experiencia de conducir vehículos de gamas altas a muy altas, con marejadilla, por las autopistas alemanas en los tramos en los que no hay límite. Todo legal, al parecer. No en vano este país, al menos en ese sentido, es único en el mundo.

Campanas: esta es la nota distintiva alemana que más me irrita. Existe libertad de culto aquí, pero lo cierto es que por influencias históricas, hay dos grandes corrientes religiosas: católicos y protestantes. Y esta hegemonía de uno u otro se deja notar hasta en la forma de ser o en los saludos, es normal (por ejemplo, en Baviera es muy común saludar con Grüß Gott,  "Saluda a Dios"). Pero lo que siempre, siempre habrá en una iglesia católica son las dichosas campanitas. En mi caso, vivo a 50 metros de un convento-iglesia dominicano (aunque estoy inmerso en plena región protestante), y su reclamo publicitario funciona todos los días a las 8 de la mañana y a las 6 de la tarde, mas en algunas ocasiones extraordinarias. Me parece muy bien y muy respetable la libertad de culto, pero si quieren respeto, podrían ofrecerlo ellos también. Desde que tenemos relojes, para qué narices necesitamos las campanas? Aún diría más: que pongan un servicio SMS "pásalo" cuando llegue la hora de la misa, y arreglado.

Aquí me lavo yo la ropa. Es de agradecer que me quede a 100 m de casa
Lavadoras: esas grandes desconocidas. En este dichoso país, se considera a la lavadora un artículo de lujo, asi que existe el próspero negocio de las lavanderías (Waschsalon en teutón), que proliferan en todas las ciudades. Muchas casas no tienen ni tan siquiera la toma de agua necesaria instalada, asi que toca lavar fuera. Y bueno, no está tan mal si eso te obliga a dar un paseo y salir a la calle... si no hay -15° C y nieva. Antes de que preguntéis, si, yo soy uno de los "afortunados" que, teniendo toma de agua en la cocina, dispone de un flamante... lavavajillas!
Lo que menos entiendo es que Alemania sea uno de los mayores fabricantes, o por lo menos la sede de las multinacionales que fabrican la mayoría de estos electrodomésticos, entre otros muchos. De hecho, como dato curioso os diré que la sede de mi nueva empresa está en Bielefeld,  ciudad del estado de Renania del norte-Westfalia que también es la cuna de Miele, marca por todos conocida (por su alta calidad y precios, y porque aquí se pronuncia Mile, que cuando te oyen decirlo en español no saben de qué les hablas).
La mía de hoy era la 31
No me puedo olvidar del negocio paralelo a las lavadoras en estas latitudes: las secadoras. Todas las lavanderías tienen secadoras, ya que esto sí que es una cosa que no suele tener más que la gente más pudiente (por razones de espacio, que no es que sean carísimas). Si no tienes prisa, la ropa se seca con normalidad tendiendo en el interior de las casas, bien aisladas y con calefacción, ese artículo básico que no apreciamos en su justa medida hasta que se estropea en mitad de Diciembre, pongamos (no me ha pasado, tranquilos).

3/12/11

Amsterdam, la ciudad de la alegría

Ya llevaba tiempo con ganas de volver a Amsterdam, tras 7 largos años sin visitarla. Estando a tan solo 4 horas de mi actual ciudad de residencia, bien es cierto que podría haber ido en más ocasiones, pero no hay tiempo (ni dinero) para todo.

Porque Amsterdam es una ciudad cara. No brutalmente cara, pero al disponer de una amplísima oferta de "vicios", de sobra conocidos por todos (y que no son bienes de primera necesidad, precisamente), el que va allí sabe lo que toca.



El alojamiento escogido fue el Hostal Meetingpoint, situado en todo el cogollo (^__^) de la ciudad. En Warmoerstraat, calle peatonal, a unas cuatro manzanas del barrio rojo, y directamente en la zona con más concentración de Coffeeshops de la ciudad. El alojamiento es barato, en habitaciones compartidas (unos 12 en cada). Cuando no se tiene pareja, se puede uno permitir estas cosas, y encima conocer gente, como el grupo de estudiantes de Friburgo con el que coincidimos al llegar y que, desde ese momento, solo vimos otro par de veces completamente borrachos o durmiendo la mona.



Alquilar bicis: idea más que recomendable en una ciudad tan plana y con tan asentada tradición de moverse a pedal. Tal como sucede en Alemania, aunque con mayor porcentaje de población circulando por ellos, toda calle tiene su carril bici perfectamente señalizado, regulado por señales como tráfico que es, y extensible a parques, donde los coches, por fortuna, no tienen permiso para circular. El alquiler de bicicletas se realiza con facilidad junto a la estación central, dejando documentación y una fianza. Puedes escoger una bicicleta "de las de toda la vida", es decir, con los frenos manuales, o el modelo holandés, con el freno a contrapedal. Personalmente, he probado la holandesa (la bici) y no me gusta nada, pero cada uno como mejor se sienta.



Coffeeshops: gran sorpresa me he llevado al comprobar que no piden documentación al entrar, cosa que antes era la norma. Ahora pueden pedirte ID o pasaporte si no aparentas tener la edad legal, nada más. Una vez dentro, todo funciona como en un bar normal, excepto por el hecho de que hay dos barras: la de la bebida y/o comida y la de la marihuana / hashish. En esta última hay un límite de compra de 5 gramos por persona, pero en realidad esto solo es un hecho si pretendes comprarlo todo a la vez, sencillamente no te lo venderán. Después podrías irte a otro a comprar más, y puedes consumir lo adquirido en cualquier local en otro, de modo que no hay por qué ser ansioso.



Fiesta: pues qué decir sobre esto, hay una gran cantidad de pubs donde tomar unas cervezas, jugar un billar o unos dardos, escuchar buena música y conocer gente nueva. Si os va mas el rollo discoteca y darlo todo bailando, no falta la oferta.



Naturaleza: hay multitud de zonas verdes en Amsterdam, aunque no en el mismo centro, por razones de espacio. El parque más grande, o por lo menos el más conocido y de un tamaño considerable, es el Vondelpark, al sur del centro urbano. Pequeños lagos, acceso prohibido a vehículos de motor, interminables praderas donde sentarse si el clima lo autoriza, y los omnipresentes carriles bici, que nos permitirán acercarnos hasta allí en unos minutos desde cualquier parte de la ciudad, y llevar con nosotros el set de picnic sin olvidarnos de unas Heineken.


Conclusión: un viaje muy recomendable, dada la variedad de la oferta de esta cosmopolita ciudad. Yo he estado en invierno y en verano, y no puedo decir que una época sea mejor que otra para planear el viaje, salvo por el disfrute de la naturaleza, obviamente limitado. Si podéis aportar algo, en los comentarios. Agradeceré enormemente que compartáis vuestras experiencias y aportes, y estoy seguro que los demás lectores también.

24/4/11

Excursion a Göttingen

En mitad de la Semana Santa, sin haber planeado ningún viaje a tierras lejanas, he decidido hacer una visita por los alrededores de Braunschweig. El destino elegido ha sido Göttingen (gracias a Marina por la recomendación).

Antiguo Ayuntamiento de Göttingen

Aproximadamente a una hora de viaje, durante la cual se atraviesa la región de Harz (con tradición de presencia de brujas, habilitado para el esquí y con impresionantes paisajes), esta ciudad ha sido habitada por gran cantidad de personajes notables de la política, la ciencia y las letras. No en vano posee una Universidad de afamado renombre, de donde han salido numerosos premios Nobel (un listado de nada menos que 40) de diversas ramas del conocimiento, así como de la Paz.

Precisamente la estatua con más fama de la ciudad, situada en la misma plaza del antiguo Ayuntamiento, está íntimamente relacionada con la vida universitaria de Göttingen desde tiempos inmemoriales. Se trata de la "Niña de los gansos" (Gänseliesel), una pequeña figura de bronce de estilo Art Deco en poder del récord de chica más besada del mundo, debido a que los estudiantes que terminaban su doctorado cumplían con la tradición de besarla.

 
La niña de los gansos (Gänseliesel)

La ciudad se encuentra en medio de diversas rutas turísticas de la región, ya que forma parte de la ruta alemana de los cuentos de hadas (alemán), en mitad del camino de la ruta de veraneo Alpes - Mar Báltico, y por si eso fuera poco, es una de las Nueve Maravillas de Baja Sajonia (junto con Braunschweig, Goslar, Hameln, Hannover, Hildesheim, Lüneburg y Wolfenbüttel).

De paseo por sus calles, uno piensa que se ha parado el tiempo (salvo por los comercios, claro). Y es que todo el centro es peatonal, y sus ediicaciones están en un óptmo estado de conservación. Son esas típicas casas alemanas de entramado de madera, encaladas en blanco o con policromías, que nos hacen pensar que estamos viviendo siglos atrás, en plena Edad Media. La casa más antigua de la ciudad, a pocos metros de la plaza del antiguo Ayuntamiento, data del siglo XIII, y aunque ha pasado por numerosas y necesarias restauraciones, su núcleo de madera se conserva intacto.

Casa dek siglo XIII, la más antigua de Göttingen aún en pie

Otra imponente casa de arquitectura típica de entramado alemán es la Taberna de los Hidalgos (Junkernschänke), aún habilitada como restaurante y con una fachada que exige pararse a contemplarla.

Junkernschänke o Taberna de los Hidalgos


Durante el paseo por su casco histórico, vale la pena mirar algo por encima de nuestros ojos. Hay infinidad de placas que nos recuerdan los ilustres huéspedes que albergó cada edificio, junto con las fechas de su estancia. Matemáticos de la talla de Gauss o de Riemann, nobles, químicos, historiadores, lingüistas, exploradores... cada uno puede tener sus ídolos personales, pero de lo que no cabe duda es de que por sus calles y aulas universitarias se paseó lo mejor del mundo durante varias centurias.

Y es precisamente la fundación de la Universidad en 1734 el hecho que impulsó el desarrollo arquitectónico de la ciudad. La primera clínica obstétrica de Alemania se construyó aquí (Accouchierhaus). Y algo que me ha llamado la atención enormemente, es que en el Aula (literalmente así llamada, en latín, y que es lo que llamaríamos el Paraninfo universitario) albergaba una cárcel destinada a los estudiantes que violaban las reglas de la Universidad. ¿Su nombre? Karzer... sospechosamente parecido a nuestra palabra para lo mismo, aunque nosotros generalizamos el concepto para todo tipo de delitos. Más recientemente, los castigos universitarios reciben el nombre de "recargo en la matrícula" por suspender...

Plaza de la Universidad, frente al Aula, con unos preciosos jardines

La ciudad fue durante mucho tiempo de exclusivo culto protestante, ya que la reforma luterana caló profundamente en la región. Es por eso que el centro histórico está plagado de iglesias evangélicas y luteranas, aunque algún tiempo después se establecieron católicos, y no debemos olvidar la presencia minoritaria, pero siempre activa, de la comunidad judía. Al haber libertad de culto en Alemania, existe también una comunidad musulmana, que tiene su propia mezquita, pero su existencia proviene de fechas más recientes, gracias a la inmigración turca de los años 70 del siglo XX.

Todo el antiguo muro medieval que rodeaba a la ciudad es ahora un anillo de circunvalación completamente rodeado de árboles, que nos regala un paseo inmejorable de jardines, ardillas y tranquilidad a pocos metros de edificios y carreteras. En este paseo se encuentra el monumento a Gauss y Weber.

Monumento a Gauss y Weber

Por último, no quiero dejar de mencionar la existencia de múltiples teatros, que aunque uno es de ciencias, no hemos de dejar de lado las artes escénicas. El edificio del teatro es algo espectacular, quizá no comparable con la Ópera de Viena, pero muy digno de una ciudad volcada en la cultura como es Göttingen.

Teatro de Göttingen

Bueno, espero que esta entrada os haya gustado. Yo lo he pasado en grande con esta excursión, no sólo por todo lo visto y vivido, sino por el maravilloso día de sol que he disfrutado. Estoy pensando en ir a unas termas mañana, para premiarme por lo bueno y majo que soy...