6/2/11

Sábado de cuento

Ayer sábado me animé por fin a hacer una excursión que había retrasado algunos meses, en buena medidida porque con fríos polares, nieve y otras inconveniencias, no apetece nada hacer turismo.


La visita en cuestión fue al pueblo de Hameln, en España conocido como Hamelín, y más conocido todavía por obra y gracia de los hermanos Grimm, recopiladores (que no autores) de todo un elenco de cuentos infantiles clásicos, que tienen mucho de clásicos, pero menos de infantiles, al menos en su origen. Los hermanos Grimm son oriundos del hoy estado federal de Hesse, y ejercieron de profesores en la Universidad de Kassel. Su recopilación de cuentos está ambientada, por tanto, en la región, no tanto por la temática, que viene más de tradición oral y escrita de muchos siglos atrás, sino por las localizaciones que utilizaron. Hay toda una ruta turística de los cuentos (alemán), que abarca una nada despreciable longitud de 600 km.

Elegí la ciudad de Hamelín (alemán) porque siempre me llamó la atención el cuento del Flautista de Hamelín. Es de los pocos cuentos en los que el eje principal de la trama no se basa fundamentalmente en la princesita y el principito, con todos los disfraces que le queráis imaginar. Por cierto, aquí no se le conoce como el flautista, sino como el cazador de ratas (traducido literalmente, es el atrapador de ratas, pero el nombre me chirría mucho).





El pueblo tiene una arquitectura típica alemana de entramados de madera. No es casualidad que también esté entre los puntos de otra ruta turística-cultural a través de pueblos y ciudades representativas de este modelo de construcción autóctono.






El reclamo más famoso es, sin embargo, el famoso flautista. Por sus calles encuentras continuas referencias al camino que teóricamente siguió con sus ratas, esculturas del flautista o grafittis de ratas. La gastronomía también ofrece alimentos típicos con nombres alusivos: "colas de rata"-Rattenschwänze- de menú infantil (salchichas finas a la parrilla con patatas fritas) o "sangre de rata" -Rattenblut- (zumo de arándanos con un toque de Sekt o cava alemán), entre otros.


Lo que me llamó mucho la atención, y no pude resistirme a comprar, es una botella de absenta verde que lleva el poco comercial nombre de "matarratas" (Rattengift). Es de un verde fairy intrigante, y además no he probado la absenta, asi que pronto la estrenaré.



Respecto al pueblo en sí, diría que es muy bonito de ver, con todo el centro peatonal y comercial, entremezclado con viviendas. Todo edificio en este casco antiguo respeta la arquitectura, hasta el punto de que el McDonald's está en una casa restaurada, y los rótulos y logotipos están pintados sobre las vigas de madera. No hice foto porque, sin dejar de parecerme una curiosidad, quien quiera publicidad, que la pague.
La ciudad también mantiene una histórica tradición de soplado de vidrio, con un museo-exposición de soplado. También puede soplar el visitante que quiera, pero conozco otro significado de soplar que me gusta más. Que sople tu padre! (esta broma es solo para entendidos).






El pueblo es atravesado por el río Weser. En un amplísimo entorno del conjunto urbano todo son bosques, es un paisaje impresionante. Lástima de día gris y lloviznoso.

Y después de la visita, que fue más o menos breve, a Nijmegen. De allí no tengo fotos, no fui a eso.